Tendencias de 2023 que impulsarán el cambio en el sector alimentario y agrícola

2022 trajo nuevos desafíos para la economía mundial y el sector agrícola. Hemos sido testigos de las consecuencias del COVID-19 y la guerra en Europa, que han provocado un aumento de los precios del gas y la electricidad, dificultades constantes para obtener equipos agrícolas y escasez de piezas. Sin embargo, la demanda de alimentos no ha disminuido y los productores aún se enfrentan al desafío de alimentar a una población que crece rápidamente.

«El clima y la biodiversidad son dos de los principales problemas a los que se enfrentan las empresas, por lo que esperamos que la transición a sistemas alimentarios sostenibles se acelere en 2023», afirmaba Seth Olson, consultor de sostenibilidad de DLL. «La mayor transparencia impulsada por el Marco de Biodiversidad Global, FLAG (Guía para los bosques, la tierra y la agricultura) de la SBTi y el lanzamiento del Marco del Grupo de Trabajo sobre Divulgaciones Financieras Relacionadas con la Naturaleza (TNFD) requerirá que unos objetivos públicos basados en la ciencia y una gestión de riesgos clara se conviertan en una buena apuesta para las empresas del sector alimentario y agrícola».

En DLL realizamos un seguimiento constante del mercado y exploramos las tendencias futuras para poder brindar a nuestros clientes soluciones financieras flexibles para ayudarles a mantenerse al día con el ritmo de innovación requerido en el sector de la alimentación y la agricultura.

Agricultura regenerativa

Según los estudios, el 75% de los millennials están empezando a adaptar su comportamiento de consumo, teniendo en cuenta su impacto medioambiental¹, y la transición a la agricultura regenerativa es el próximo paso para los productores de alimentos. En esencia, la agricultura regenerativa es un enfoque de la agricultura basado en principios que aprovecha los sistemas naturales para restaurar el perfil de carbono del suelo degradado y transformar las tierras agrícolas en sumideros de carbono en lugar de fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero. Su objetivo es reducir al mínimo el uso de productos químicos y fertilizantes sintéticos, lo que no solo supone la ventaja de unos alimentos más saludables para nosotros los humanos, sino que también mejora la biodiversidad y crea beneficios ambientales para nuestro planeta.

De hecho, este concepto no es una idea nueva y nos devuelve a los métodos de cultivo que han existido durante miles de años. Sin embargo, el término comenzó a ganar popularidad lentamente en las últimas dos décadas y, a principios de 2020, Whole Foods anunció que la agricultura regenerativa sería la principal tendencia alimentaria del futuro. Vemos que muchas grandes empresas, especialmente en EE.UU., están adoptando prácticas de agricultura regenerativa o, en algunos casos, llevando a cabo iniciativas actuales en tierras agrícolas con un tamaño de 50 millones de acres.

Los especialistas ven la agricultura regenerativa como una gran tendencia que irá en aumento en el futuro y alientan a las empresas agroalimentarias de toda la cadena de valor a prestar más atención a los beneficios económicos que ésta podría aportar a sus negocios. «Las empresas líderes pasarán de ser pilotos a difundir sus iniciativas climáticas, sobre naturaleza y economía circular para atraer las oportunidades comerciales de la transición a un sistema alimentario sostenible», señala Seth. Mejorar la fertilidad del suelo generará un mayor rendimiento de los cultivos y resistencia a las plagas, la sequía o las inundaciones, lo cual logrará reducir los riesgos para los agricultores. Además, otro beneficio de este concepto agrícola es la reducción del costo de los insumos como fertilizantes sintéticos, pesticidas y productos químicos que influirán positivamente en la rentabilidad de las granjas. La agricultura regenerativa ofrece beneficios por partida triple: los consumidores, los agricultores y el planeta tendrán una mayor probabilidad de recuperarse de la degradación del suelo.

Packaging sostenible

La sostenibilidad seguirá siendo una prioridad no solo en la agricultura, sino también en la avanzada industria del packaging, y los envases reciclables y respetuosos con el medio ambiente deberán formar parte de las estrategias comerciales de 2023. Evidentemente, esto incluye la aplicación de técnicas más inteligentes de reducción de residuos y hacer un mayor uso de materiales reciclables; sin embargo, existen más factores que hay que tener en cuenta. El contexto económico y social implica que las empresas se planteen seriamente la posibilidad de reducir sus gastos de packaging. Aunque reducir este tipo de gastos será crucial para muchas empresas, no deberían hacerlo a expensas de la sostenibilidad. Por el contrario, deberán abordarse ambas tendencias y, aunque parezca difícil, no resulta imposible.

Los envases ligeros son una tendencia que reduce el material utilizado y los costes de fabricación, al tiempo que permite disminuir el impacto medioambiental del transporte de mercancías. Al ser ligeros y no ocupar mucho espacio durante el transporte, suponen una gran oportunidad para reducir también el uso de combustible y las emisiones de carbono que genera la logística. Por ejemplo, el uso de determinados materiales de origen biológico para el packaging puede reducir el consumo de combustible en un 70%, en comparación con otros métodos de producción^2. Los envases ligeros existen desde hace algunos años; sin embargo, se espera que sean adoptados por más fabricantes de alimentos y bebidas, ya que son sencillos, rentables y aportan muchos beneficios en materia de sostenibilidad.

Emisiones de carbono

La reducción de las emisiones ha sido uno de los principales temas de conversación en casi todos los sectores desde hace algún tiempo, y los de la alimentación y la agricultura no son una excepción. La Agencia Internacional de Energía pronosticó que las emisiones de CO2 alcanzarán niveles récord en 2023, y el procesamiento, el packaging y la eliminación de desechos de los alimentos sitúan a la cadena de suministro de alimentos como el principal emisor de gases de efecto invernadero.

Las emisiones de gases de efecto invernadero se dividen en tres categorías conocidas como «Alcances», donde el alcance 1 incluye las emisiones como las de la quema de combustible, los vehículos de empresa y las emisiones fugitivas de las operaciones, el alcance 2 se refiere a la electricidad, el calor y el vapor comprados, y el alcance 3 incluye todas las demás emisiones indirectas que se producen en la cadena de valor de una empresa desde la compra de bienes y servicios y los residuos generados en las operaciones, hasta el uso de los productos comercializados y los desplazamientos de los empleados. El alcance 1 y 2 comprende las emisiones propias de una empresa o que ésta puede controlar, mientras que las emisiones de alcance 3 son consecuencia de actividades que tienen lugar en fuentes que no son propiedad de la empresa ni están controladas por ella. Además, el alcance 3 representa hasta el 97% de las emisiones producidas por los minoristas y más del 90% de las emisiones producidas por las empresas de procesamiento de alimentos.

El impacto medioambiental que estas emisiones tienen en el planeta provoca que el 61% de los inversores afirmen no querer invertir en empresas sin un plan de emisiones netas cero³. Por eso es fundamental que las empresas del sector alimentario tengan esto en cuenta y desarrollen soluciones efectivas para abordar este problema. Esto requerirá que los minoristas y las empresas de alimentos y bebidas transformen sus relaciones con los socios, agricultores y proveedores. La agricultura regenerativa, por ejemplo, ofrece una posible solución a la reducción de emisiones de CO2; sin embargo, una amplia adopción de este modelo requiere inversión y colaboración dentro del sector.

Conclusión

La cuestión en 2023 seguirá siendo avanzar hacia soluciones más sostenibles y tener presente las prácticas comerciales responsables. Los sectores de la alimentación y la agricultura se enfrentan a una serie de cambios para satisfacer la demanda de los clientes y ahora más que nunca, debemos pensar en acciones a largo plazo que contribuyan a favorecer al medio ambiente y construir un futuro mejor.

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Fuentes: